Y vos, como si pudieras imponerme tu autoridad. Hace rato que no. Me enferman tus arranques de necesidad de control. Ya no lo tenés. Hagas lo que hagas.
¿No te das cuenta que me basto sola? Incluso para saber cuándo me equivoqué o es culpa mía.Dejame llevar mi vida en paz como se me antoje.
¿Cómo pretenden que uno les cuente las cosas si lo único que hacen es ponerse obtusos? Yo sé para qué puedo contar con ustedes, y para qué no.
Yo sé que me equivoco y sé que es en vano después lamentarme. Aunque no lamento el error, sino no haber tenido la fortaleza o voluntad suficiente para hacer lo que debí. Lamento la debilidad.
Al filo de la disociación, del desorden.
¿Cómo me salvo?
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