Hoy ante la posición de no tener nada que hacer, me oí.
No sé si es bueno o malo en realidad. Creo que sobreviví a la locura hasta este día sólo porque me obligué a censurarme, y si bien las cosas tienen un curso distinto; tengo miedo de volver, pues aún hay resabios de dolor. Como si hablaran desde otra parte, pero lo siento aún, repartido por mi piel.
Escribí apenas estas pocas líneas, y el temblor de mi espíritu empieza a reptarme desde los pies, queriendo llegar a su nido: mi cabeza; y a su jardín: mi corazón.
Pero estoy luchando con las armas que me fueron dadas y otras tantas que recogí, por un instante más de despecho....

....Cenizas por todas partes...
Ya puedo oír los ecos de los pasos de la silenciosa bestia que me trepa.
No puedo dejar que avance más.
....Me arrastraré esparciéndome en ti...
Quiere adueñarse de mis dedos y mis palabras.
Pero no.
Pues antes de que la desesperación me lleve en sus garras, limitaré mis gritos, hoy también.
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